sábado, 22 de marzo de 2014

11.- Quiero vomitar.

-¡Ahora tienes que soplar las velas!
-¿Qué hago, papá?- Law miraba hacia todas direcciones.
-¡Sopla, Lawly!- le decía Breana, con su tierna y dulce voz.
La pequeña niña sopló todas las velitas del pastel y un sin fin de aplausos y flashes de cámara inundaron el salón. La niña sonreía igual que todos ahí.
Rachel tenía a Mary en brazos.
-¿Qué se siente que ahora tendrás que ir a la escuela, pequeña?- preguntaba John.
-¿Qué es eso?- preguntaba la niña.
-¿Quién quiere pastel?- preguntó Rachel, poniendo a Mary en brazos de Paul, mientras se disponía a cortar en rebanadas el pastel.
Había una mesa llena de regalos, globos, serpentinas, música en el tocadiscos y niños que nadie sabe de dónde habían salido, pero jugaban en el jardín con Lawrence, quien cumplía 6 años.
Mientras, todos los chicos bebían y comían dentro en la casa de Paul.
-Qué bueno que hayan venido- decía Rachel, a los pies de la puerta, despidiendo a los últimos que quedaban varias horas después casi cayendo el anochecer, Eleanor, Matt y Ringo se despedían de ella.

Estaba cansada, Paul estaba arriba, durmiendo a las niñas mientras Rachel lavaba los últimos platos que faltaban.
Escucho los pasos sobre la escalera apenas se quitaba el mandil y lo colgaba en alguna parte de la cocina.
-Hey...- Paul entraba a la cocina- Gracias por todo esto, en verdad...- decía sonriendo- Creo que ha sido el mejor cumpleaños que Law ha tenido en su vida. No habría podido haberlo hecho solo...
-Oh, no agradezcas, la idea me emocionaba, fue un placer.
-Pero no tenías porqué limpiar, prácticamente hiciste casi todo- decía Paul apenado.
-Encantada.
Miró el reloj y marcaban las 10 de la noche.
-Debo irme- dijo Rachel, tomando sus llaves de la barra de la cocina, agarrando el saco del perchero y cruzando una puerta para llegar a la sala.
Se acercaba a la puerta cuando dio medio vuelta y regresó a con Paul, parado en medio de la sala.
-¿No quieres que te lleve? Es demasiado noche.
-Tomaré el tren, estaré bien pero oye... Quería pedirte un favor.
-¿Cuál?
-Mañana me voy a Liverpool por una semana... No sé...
-¿Qué?  ¿Por qué no me habías pedido permiso?
-Es que te estoy avisando... Tenía planeado decirte antes, pero ya sabes, la fiesta de Law y...
-¿A qué irás?
-A ver a mis amigos, familia ... Ya sabes.
Y Paul recordó que la noche de hace unas semanas había estado hablando con su novio diciéndole que lo vería pronto.
-¿Vas con tu novio?
La chica asintió contenta.
-Pero tengo demasiado trabajo...- decía nervioso- necesito ver lo de la escuela de Law...
-Puedo decirle a Breana que te ayude.
-No, se irá con John y Matt a Grecia unos días
-Ojalá pudiera ayudarte.
-¿No te despedirás de las niñas?
-Están dormidas, genio.
-¿Y de mí?
Rachel sonrió y se acercó tres pasos para poder abrazarlo con fuerza, mucha fuerza, embriagándose de su aroma.
Se separó sonriente.
-Tal vez cuando volvamos podamos salir a bailar- le dijo la chica.
Paul sólo sonreía mientras la veía salir de la casa.
¡Genial! Ahora estaba sólo con sus dos hijas de nuevo, ya se había acostumbrado a no cuidar de ellas todo el día.

Habían comenzado a grabar un disco nuevo hace muy pocos días, Paul tenía un bigote sobre la boca igual que los otros cuatro.
Los tiempos habían empezado a cambiar, se podía sentir entre ellos y entre su música.

* * * * * * * * *

El único ruido que se escucha en esa amplia habitación es el sonido del aire rosando los vértices de una ventana casi cerrada, como un silbido a medias en esa tarde nublada y con llovizna, nada nuevo en Liverpool, una tarde muy nostálgica que ya extrañaba. 
El único olor que se tiene es el de el humo mezclado con vapor a causa del frío de la boca de la amena joven, mirando por, la ya dicha ventana, los árboles siendo jalados por el viento, como si quisieran despegarse del suelo y salir volando, pensaba e instintivamente recordó a Paul con una breve sonrisa en los labios; un pensamiento muy propio de una canción hecha a base de marihuana.
¿Qué estaría haciendo? ¿Estaría con las niñas? Seguramente en medio de una crisis. ¿Estará nublado en Londres? 
Apagó el cigarro en el cenicero y se acercó a la puerta de la habitación, atravesándola y bajando dando pequeños  saltos entre cada escalón.
-Ahora vuelvo...- avisó a sus padres, sentados en la sala.
-No pensarás salir con el clima así- le carraspeó su madre.
-Te llevará el aire- bromeó su padre.
-Iré con José- Dijo tomando su saco y saliendo de la casa, sintiéndose en seguida azotada por un fuerte viento que le movía los cabellos salvajemente. 
Al fin y al cabo no tenía que caminar demasiado.
Unas cuadras más adelante y unas casas más atrás, timbró un par de veces. 
-¡Oh, Rachel!- la abrazó- No pensé que vinieras hoy...- Ambos pasaron a su cálida casa.
-Estaba demasiado aburrida con mis padres y el clima está de la mierda.
-Sigues con ese vocabulario...- Le ofreció sentarse haciendo un ademán con su cabeza- ¿Cómo te ha ido? 
-Bien, muy bien... 
-Supe que tenías una relación con un Beatle y me pregunté cómo se pondría tu novio...
-Oh, qué habladurías, sólo soy la niñera de sus hijas.
-Creo que tu carrera en derecho y tu afición al modelaje no valieron nada.
-¡Grocero! Estoy tratando de juntar de dinero, soy muy joven como para trabajar demasiado. Además estar en casa con las niñas me encanta. Es entretenido aunque no parezca.
-Sospecho que lo más entretenido es ver a ese sujeto... 
Rachel se sonrojó.
-Breana me dijo que te encantaba.
-¿Hablas con Breana? 
-De vez en cuando... ¿Y es cierto?
-¿Qué?
-Que te encanta...
-Deja de hablar cosas.
-¡Anda, dilo!- Rachel comenzaba a sonrojarse. -¡Soy tu amigo!
-Bueno...- soltó una leve risita mientras se acomodaba en el sillón- La verdad es que sí- sonreía de oreja a oreja- es demasiado guapo...- miraba al suelo- ¡Y su aroma! ¡Dios, su aroma!
-¿Ya te acostaste con él?
-¡Que! ¡No!- dijo fingiendo horror.
-¡Ay, por favor! No me mientas a mí...
-Bueno, una vez estuvimos a punto... pero yo tengo novio.
-¿Ya lo viste?
-No, apenas llegué hace tres días.
-¿Cuánto te quedarás?
-Dentro de dos días me voy...
-¿Quieres algo de tomar?
-Oh, no gracias...- Rachel se recostó en el sillón soltando un fuerte bostezo y no importándole que su amigo le estuviera contando un par de cosas; se quedó dormida.

Unas horas más tarde se despertó gracias a un trueno de la lluvia. Se incorporó rápidamente y un poco asustada.
Miró el reloj en la pared y eran las 9 de la noche.
-¡Me voy!- gritó a su amigo José que se encontraba en la cocina preparando algo.
-¿Tan pronto?
-Tonto, me dejaste quedarme dormida con tus pláticas aburridas.
-Has roto mis sentimientos.
-¿Ha dejado de llover?
-Sí, todo está mejor ahora.
Tomó su abrigo, le dio un fuertísimo abrazo a su amigo y salió de ahí caminando a su casa.

Pero apenas iba cerrando la puerta de su casa y dando media vuelta cuando se encontró con una mesa servida, llena de comida y 4 personas sentadas en ella, cenando, obviamente.
-¡Paul!- gritó con sorpresa.
-¡Rachel!- gritó Lawrence, parándose de su silla y corriendo a abrazarla con fuerza hasta casi tirarla.
-¡Law!- respondió al abrazo cargándola y llenando sus pequeña mejillas de breves besos- ¿Cómo estas?
-Bien, ¡te extrañé!- la abrazaba con una enorme sonrisa
-Hija, tardaste demasiado- le dijo Karla, sosteniendo una cuchara.
-¿Paul qué haces aquí?
-Aproveché que vendrías para visitar a mi padre y conocer a los tuyos.
-Vamos, cariño, siéntate- le pedía su padre.
Rachel se acercó y se sentó en la mesa, a un lado de Lawrence, se sirvió comida, tenía demasiada hambre.
La cena transcurrió en silencio, suponía que ya habían platicado suficiente y no quizo imaginar las cosas que Paul le dijo a sus padres.
-Y...- Harold interrumpió el silencio- ¿Cómo vas con la banda?
-Es increíble- contestó Paul, bebiendo un poco de vino.
-Supe lo de tu esposa... Cook era la actriz más hermosa de todo el mundo.
Un nudo atravesó la garganta de Paul.
-Sí, así es...
-¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Casi medio año.
Se comenzaba a poner incómodo y Rachel lo notó.
-¿A qué hora llegaste?- interrumpió para salvar a Paul.
-Hace un par de horas...
-Casi justo cuando saliste- dijo Karla, sonriendo.
-Eres incontrolable, McCartney. ¿Dónde está Mary?
-Durmiendo, en tu cuarto- ambos rieron.
-Pues, si me disculpan- decía Rachel, levantándose- Yo me voy, me estoy muriendo de sueño.

* * * * *
-Ahora pienso que sólo viniste hasta acá porque no podías cuidar de tus hijas- decía Rachel entrando a la habitación donde se encontraba Paul recostado leyendo y Law a su lado ya dormida, cargando a Mary.
-Oye tranquila, las vas a despertar
-¿Dónde la dejo?- decía refiriéndose a Mary
-Aquí no cabemos los tres...- alzó la mirada lentamente y con complicidad- No hay problema- le sonrió- Mary dormirá aquí con Law y tú puedes dejarme dormir en tu cuarto...- decía levantándose y acercándose a ella
-Estás loco. ¿Para qué venías, McCartney?
-Quería aprovechar para visitar a mi padre. Puedes venir si quieres.
-En fin, acuesta tú a tus hijas y si quieres dormir cómodamente mi cuarto estará esperando.
Y así fue, Paul caminó metódicamente unos pasos hasta la habitación de la chica unos minutos después, lo bueno de todo era que no tenía que esconderse de sus padres, pues habían salido a visitar a familiares y regresarían hasta más tarde, tal vez hasta el día siguiente, pensaba Rachel, pues ya conocía las fiestas familiares donde todos caían ebrios.
Se sentía como adolescente en plena edad donde todo aquello que anhelas te parece posible y donde pasar de un cuarto a otro en plena noche para dormir con una chica es lo más rebelde que puedes hacer.
Rachel no lo esperaba, sinceramente, estaba a punto de quedarse dormida cuando sintió las sábanas abrirse. Iba a dormir con su jefe por segunda vez y la verdad es que sabía que de nuevo no iba a pasar nada interesante, eso la desilusionaba mucho en el fondo.
-¿Sigues despierta?- susurró Paul.
-No...- Devolvió el susurró con sarcasmo.
-Está bien, no seas grosera.
-Buenas noches, Paul.
-No duermas, no tengo sueño aún.
-Pero yo sí...
-¡Anda! ...
Rachel se volvió a acomodar en la cama, dándole la espalda de nuevo. Intentando dormir, pero solamente escuchaba cómo el chico tarareaba una melodía, no sabía cuál era pero se le hacía familiar.
-Paul guarda silencio...
Y ahora no tarareaba, sino, cantaba una canción acerca de cosas raras pero divertidas, Rachel no lograba comprender bien la gramática de la letra de esa canción.
-¿Qué cantas?- reía la chica mientras miraba como Paul se acercaba a ella, cantando, sonriendo, divertido, tomó su mano y estiró sus dedos y los entrelazó con los de él.
Rachel tembló.
-¿Qué canción es?
-Me la acabo de inventar...
-¿De qué trata?
-Sobre cavar un hoyo...- Paul rió. Mordió un dedo de la chica y esta soltó un sonidito de su boca.
-¡Hey!- rió- Duele...
-Tus manos son tan frágiles.
-Las tuyas son tan... fuertes.
Ambos sonrieron con las manos entre lazadas.
Paul apoyó todo su peso en su codo para mirarla de costado. La chica miraba al techo, Paul besó sus nudillos.
-¿Qué pasa?- preguntó Rachel, volteando a verlo.
Paul la besó sin soltar su mano, tiernamente, lentamente. La chica sonreía, sentía ese dulce cosquilleo en el estómago y en su vientre cuando fue besándola con más intención.

* * * * * * 
La puerta se abrió, mostrando a un John medio despeinado y medio dormido.
-¡John!...- Gritó Rachel apartando a Paul y cubriéndose con una sábana la ropa interior.
-¿Qué haces aquí?- Paul temblaba
-Mary está llorando y no me deja dormir...- terminó de despertaste cuando vio la cómica escena de Rachel cubriéndose y Paul con los ojos saliendose de órbita.